25 jul 2009

Lo mataron por independentista

A continuación te ofrecemos una reciente entrevista al padre de Guillem Agulló, activista antifascista del País Valencià asesinado la madrugada del 11 de abril de 1993 por neonazis de Ultras Yomus (ultras del Valencia). El compañero Guillem estaba vinculado a la organización juvenil Maulets y al PSAN (Partit Socialista d'Alliberament Nacional). Ahora, habla su padre, y esto es lo que nos cuenta.

El Movimiento contra la Intolerancia ha invitarle a la presentación del último
Informe Raxen que denuncia la actividad racista, homófoba y neonazi, pero no confirmó su asistencia y apareció espontáneamente. ¿Tenía reticencias a unir su imagen a esta asociación?
Guillem es un símbolo de la lucha antifascista, pero tiene una vertiente que lo hace diferente. El van assassinar perquè era independentista. Lo asesinaron porque era independentista. Era de Maulets y tenía relación con el PSAN. La filosofía del Movimiento contra la Intolerancia es la de la defensa de los derechos humanos en su concepto más universal. Guillem es otra cosa. Es la defensa, radical, de la identidad nacional catalana, sin que ello suponga dejar de respetar y tolerar a los demás.
El Movimiento contra la Intolerancia no aplica ese sentido. Pero coincidimos: el ser humano está por encima de todo, ninguna ideología no vale la muerte de nadie. Lamentablemente el informe Raxen constata que la violencia de signo ultra continúa al día.
Ese informe vuelve a situar la Comunidad Valenciana al frente de la actividad neonazi y fascista. ¿Hay algún germen especial que lo explique?
Hay un gran sedimento antidemocrático, mayor que en ningún otro lugar. Las bombas contra Joan Fuster y la cantidad de agresiones que se produjeron en la transición fueron la manifestación de una violencia fascista que todavía hoy perdura sin que se produzca ninguna reacción institucional.
¿En la época que asesinaron a su hijo consideraba peligroso que fuera de Maulets?
En plena democracia cuesta asumir que los ideales políticos te pueden costar la vida. Pero entraba dentro de lo posible. Los catalanistas han sido y siguen siendo víctimas bien identificables. A medida que Guillem aumentaba su compromiso y acción política, más peligro hay veíamos, y nos hacía sufrir. A menudo volvía a casa marcado por las encontronazos con grupos de la ultraderecha.
La violencia existente era un hecho aunque no saldrán a la luz pública. Todo se reducía a 'peleas entre grupos de jóvenes' o se decía que era cosa de tribus urbanas.
Esa versión va prevalecer también en el proceso judicial por el asesinato de su hijo a pesar de las pruebas de las conexiones de los acusados con los grupos de ideología neonazi. ¿Que hubiera significado el reconocimiento de esa relación?
Hubiera comportado la denuncia explícita, por parte de un tribunal, de la existencia de organizaciones paramilitares, nazis y fascistas amparadas por la policía y las instituciones políticas. Pero no quisieron entrar en esa vía de investigación y se fue a juzgar estrictamente la autoría de la cuchillada. Se esforzaban mucho a despolitizar el crimen de mi hijo.
El reconocimiento de su asesinato por su militancia nacionalista era sacar a la luz las miserias de la transición valenciana, la opresión del hecho identitario con los pactos de Manuel Broseta y Emili Attard que nos aboca a un estatuto de segunda, y el conflicto no resuelto de la llamada Batalla de Valencia que ha servido de alimento al mantenimiento del entramado fascista.
¿Considera que el actual goteo de asaltos a las sedes de entidades culturales y partidos nacionalistas valencianos tienen raíces comunes con la violencia que puso fin a la vida de su hijo?
Tiene un hilo absolutamente directo. El blaverisme, el GAV, España 2000, Alianza Nacional, Democracia Nacional, etcétera... son lo mismo. La conexión es clara. Todos arrancan de la teoría del falangismo: la unidad de España es fundamental, por encima de las regiones, y quienes quieran romperse y no hagan suyos los símbolos españoles, son sus enemigos.
¿Acusa la delegación del gobierno de evitar dar respuesta policial en ese tipo de crimen, que llama de baja intensidad?
Las víctimas de crímenes fascistas sólo tenemos el apoyo de los más próximos y algunas organizaciones de izquierda, pero no de las instituciones. La sensación de impunidad es total. La ley de partidos políticos, por ejemplo, se aplica sólo a la izquierda abertzale, pero también debería servir para ilegalizó los partidos de la extrema derecha que tampoco condenan la violencia y hacen apología del genocidio.

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