27 ago 2009

Antifascismo verbenero

No puedo ocultar mi indignación. Cada vez estoy más cansado de la panda de individuos que comparten conmigo (y con nosotros) las filas antifascistas.

Creo que muchas veces pecamos de ingenuos intentando acabar con los movimientos antagónicos capitalitas, si el principal enemigo lo encontramos a nuestro lado, compartiendo con nosotros un concierto, una barra, una cerveza. No estoy hablando de apolíticos, ni de ambiguos, ni nada similar; estoy hablando de "antifascistas" y sí, lo pongo entre comillas porque cuestiono su coherencia política y su militancia.

¿Antifascismo es ponerse hasta el culo de alcohol (o otras sustancias) y que luego te tengan que sacar a rastras? ¿antifascismo es vestirse ridículamente para parecer el más macarra y el que más pintas lleva? ¿antifascismo es ir únicamente a conciertos y fiestas sin pasarte ni siquiera un día por una reunión verdaderamente antifascista? Joder, pues va a resultar que no soy antifascista porque visto lo visto el raro aquí soy yo, los demás, esos que se ponen hasta el culo y solo van a borinas, sí que son verdaderamente revolucionarios...


Este es un tema fangoso que muchísimas veces he retraído de discutir, pero creo que ya es el momento de sacarlo a la luz en este blog de Pueblo Aragonés, porque a este paso esos "antifascistas" van a copar nuestro movimiento con sus mentiras.


No voy a encararme directamente con ninguna tribu urbana ni con ninguna ideología pero no por ello voy a dejar de criticarlas.

Las tribus urbanas son marcas. Son marcas de distinción que usan los jóvenes para identificarse los unos con otros y así salir de su proceso de maduración más acompañados (con unos "colegas" que les "entienden").

Así podemos deducir que las tribus urbanas son mero infantilismo. Lo que tampoco podemos hacer es negar su existencia ya que así caeríamos en un falso error. Las tribus urbanas existen, lo que se trata es de abolirlas para crear una marca única en un futuro porvenir antifascista, pero para ello hay que investigarlas en profundidad. Aquí las trataré muy resumidamente y más que nada atacaré a ciertas posturas o hábitos que toman algunos individuos (e incluso colectivos) que se proclaman antifascistas.

Primera proclama de la irrealidad antifascista: "El alcoholismo no es revolucionario"

Lo primero quiero diferenciar entre alcoholismo y el alcohol. El consumo de alcohol de manera moderada no es en absoluto perjudicial para la persona que lo consume, trato como alcoholismo no solo al enganche total al alcohol, sino también a su consumo desmedido aún en espacios temporales esparcidos. Este "hábito" sí que es nocivo, no solo para la persona en sí (su organismo), sino también para su cognoscibilidad y por tanto, para su actitud antifascista.

Un antifascista debe estar siempre preparado para la lucha. Cualquier sustancia ingerible que reduzca su conocimiento de la realidad es perjudicial para él mismo como antifascista y también para el movimiento. *Con cualquier sustancia abarco desde el alcohol hasta las drogas de síntesis que por desgracia también llega a ciertos sectores de nuestro movimiento.*

Querría hacer una reseña en la concepción social (aunque la sociedad actual sea poco menos que absurda) sobre el antifascismo. El antifascismo, para una persona influenciada por la propaganda del régimen capitalista, es un movimiento de alcohólicos, fumados... no comparto la propaganda del régimen pero tampoco podemos negar que para ciertos "antifascistas" el movimiento es eso y nada más.

La concepción sobre cuanto alcohol debes ingerir está en tí mismo, lo que te aseguró es que no eres más antifa por ponerte más y que beber no hace que te lo pases bien.

(Gracias por la cesión de estos textos al camarada Jota, encargado del blog Pueblo Aragonés)

No hay comentarios:

Publicar un comentario